Una mochila no es sólo una carga que llevas en la espalda. Para mí es un sinónimo de aventura, de ser una "patiperra", una trotamundos, de explorar, viajar. Todo lo que tú eres y lo que necesites puede caber en una mochila, llevándola a cualquier parte.
Dejó de ser un accesorio, es una forma de expresión, de comunicarte, dar a conocer de otra forma lo que eres, lo que te gusta, en lo que comulgas. Todo esto a través del diseño, los colores, las formas y cualquier cosa que le anexes para darle el toque personal.
Siempre ocupé marcas de moda, a veces llegué a sacrificar la comodidad por la moda y mis hombros y espalda lo resintieron.
Para una mujer su cartera es fundamental, al final de cuentas, el bolso o mochila que llevabas al colegio cumplía con una función muy similar: Como si fuera tu primera “cartera”. Ya no sólo llevabas tus útiles escolares, sino que acorde avanzaba el tiempo, llevabas maquillajes a escondidas de tus profesores, cigarrillos escondidos en compartimientos especiales de tu mochila, a veces ropa para salir después de clases y si quedaban espacios, los libros y cuadernos.
La última vez que llevé una mochila al hombro fue para recorrer el mundo, pesaba como una tonelada, pero ahí llevaba todo lo necesario para sobrevivir… y ahí te das cuenta que para vivir y disfrutar la vida necesitas tan poco.
Amo las mochilas por su practicidad, pero me hubiese encantado haber tenido aquellas con rueditas para arrastrar. Mi columna me lo hubiese agradecido cuando niña.
He tenido mochilas de todos los tamaños, colores y marcas. Recuerdo mis mochilas escolares, había una que era horrible (medio plástica de color azul marino, acorde con el uniforme)… ¡realmente horrible! También recuerdo los ya “de culto” bolsos Smile, que era una especie de saco con ojales enormes por donde pasaba una cuerda y que más que ser bolso, era como un saco de harina con la carita Smile impresa.
Mi época “fashion” llegó a partir de 8ª básico con los bolsos Il Gioco (tan característicos de mi generación en el Santiago de principios de los 90’s y que muchas veces hacían juego con sus estuches). Una vez que los comprabas, se impregnaba ese olor tan característico que tenían, ahí podías decir que estabas actualizada. Desde ese momento, mi sentido estético comenzaba a demostrarse públicamente.
Finalmente, las últimas mochilas que he tenido las he personalizado con chapitas, mostacillas, telas u otras aplicaciones, no me gusta andar con cosas masivas, no me gusta andar igual al resto. Hace un par de años me compré una mochila pequeña marca Puma, pero siempre le tapo su logo con una gran chapita, me carga mostrar la marca, lo importante es que se vea bonito. Además, tu mochila no sólo es un elemento para llevar tus pertenencias, es un contenedor de tu vida, de cómo la llevas, cargando todo lo necesario para vivir el día a día, cargando cosas “por si acaso” las necesitas. Como lo dije desde un principio, todo lo que eres puede reducirse en lo que llevas en tu mochila…
Daniella S. (27), Santiago - Chile.
jueves, 7 de junio de 2007
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1 comentario:
la 1ra mochila que tuve era una barbie a los 5 y6 años respectivamente luego entre mochila y mochila ahora tengo la de blanco negro y gris
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