Seguramente en mi vida anterior fui un canguro o marsupial (del latín marsupium, que significa "bolsa"). Y lamento que en esta encarnación no disponga de un espacio donde llevar mis cosas.
Desde la bolsa de tela donde llevaba mi cuaderno de comunicaciones y mi jarro al jardín de infantes siempre necesite un contenedor, durante el cole siempre preste mucha atención a este elemento y ya en la secundaria probé muchas pero creo que la gran diferencia la comencé a notar cuando descubrí mi espíritu aventurero. Ahí mi perspectiva cambio, y me sorprendían las mochilas con estructuras metálicas para campamentos, mochilas de 80 Pts y mas.
Conocí a un amigo de un amigo que producía caseramente mochilas de montaña y aprendí mas. Traps, estabilizadores, medidas en litros, telas anti desgarro. Aprendí que gran parte del peso de una mochila de montaña se carga sobre la cadera y no sobre los hombros. Ahí mi mundo cambio y durante los últimos años de la secundaria viví con una mochila de asalto (las que se utilizan para alcanzar las cumbres) creo es fue parte de mi fisonomía por un largo tiempo.
Luego cuando me convertí en fotógrafo ambulante compre una mochila THE NORTH FACE (marca de montaña) pero mas urbana hasta con espacio para el notebook, cámara y hasta algún flash de estudio. Siempre fue para mi como un respaldo, un elemento imprescindible para la vida. Hoy vivo mas despojado ya que estoy mas sedentario. Pero disfruto muchísimo a la hora de pensar como armar mi mochila para recorrer lagos y montañas de mi partagonia querida. La sensación de autonomía que siento cuando cargo mi mochila con hasta 30 Kg. de elementos esenciales es lo mas próximo a la libertad. Creo que lo que mas me aporta este elemento es la sensación de seguridad sabiendo que tengo todo lo que necesito.
Saludos
Guille- Bs.As. - Argentina
sábado, 16 de junio de 2007
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